
Y me desperté el sábado con un dolor espantoso en mis piernas, mi boca sedienta y mi garganta adolorida, mi cabello un poco despeinado oliendo a cigarrillo. Estaba arropada con una cortina blanca, la almohada se había caído al piso y en el resto de mi cuarto se encontraban regados el pantalón, los zapatos y la blusa que había usado anoche anterior.
El caos, desorden y malos olores reinaban en mi recámara, así como en el pasillo, en la cocina y en el resto de mi casa. Estaba sola, toda mi familia se había ido de viaje.
Si pudiera transmitir los olores que se percibían; la cocina olería a calabazas con queso en estado de putrefacción que reposaban en el fregadero, a un bote de basura lleno de pollo con elote y a un huevo con salchichas de tres días. A cuatro tazas de café sin lavar y a un litro de leche caducado que se hacía presente cada que se abría el refrigerador. Repulsivo.
Si pudiera transmitir los olores que se percibían esa noche, en la que no festejamos el 15 de Septiembre, en la que no dimos el grito, en la que se celebró el cumpleaños de Denisse, olería a los perfumes de todos los asistentes, de los que se fueron sin pagar, de los que pistearon sin procurar que sus pinches cervezas debían de pagar. De un “Long Island”, aguas minerales, micheladas y otras bebidas que ni sabíamos que existían y que a nuestra maldita cuenta vinieron a recalar. Fétido.
P.d. Nunca dejen que más de 6 compartan su cuenta en cualquier antro, bar o lo que se le parezca.
jajajajaja.. no mams que coraje eso de la cuenta.. y como ya lo habia visto pasar antes, en mi cumpleaños NADIE se me fue sin pagar!! mmff!! (cuestion de estar de jodona pa ke no se les olvide y hacerle ojitos al mesero pa ke los tenga a todos checaditos)