La semana pasada tuve que ir a realizar unas compras de emergencia –de esas mejor llamadas "encarguitos" de mamá- Atravesaba por el pasillo de los licores velozmente cuando de pronto, algo activó mi octavo sentido súper-mega-sensorial que tenemos los diseñadores: la vista de águila o mejor dicho lo asquerosamente quisquillosos que solemos ser para ciertas cosas.
p.d. desde entonces odio el vodka, me da asco, asco, asco, mucho pero mucho asco.
Que oso!!!! jajajaja (y que observadora ;)
Feliz Año Nuevo también mommy :)