La tenía sentada en mis piernas, semi desnuda y con rostro de quién está acostumbrado a esta rutina. Para mí era algo nuevo, para ella era un cliente más.
Se retorcía sobre mí, me miraba de la manera más coquetamente barata posible, tan barata como los $150 pesos que es el costo total de esos tres minutos de placer superficial por el que todas las noches ella accede a brindar.
Ella hacía lo suyo con su cuerpo y yo lo mío con mis ojos, siempre he sido buena observadora, siempre intento ver mas allá de lo que tengo frente a mí y esta vez no fue la excepción. Mientras Ximena continuaba bailándome, comencé a charlar con ella de su vida, de sus hijas y de sus planes como futura empresaria. A diferencia de sus otros tantos clientes que acuden con ella para que los escuchen, era yo quien pagó para escucharla, para que me contara todo lo que desea en su vida, de lo mucho que aborrecía bailar todas las noches en un maldito table dance sólo para poder sostener a sus hijas y de cómo piensa sacarlas adelante. Ximena continuó y continuó hablando hasta que terminó sentándose de la manera más cómoda posible, ahora ella estaba completamente postrada en mis piernas.
Diana
$150 pesos, wow vaya que su trabajo es dificil...
Me da gusto Diana que no te quedes con ganas de hacer las cosas, me gusto lo que me dijiste un día.
"Yo quiero vivir la vida, no que me la platiquen", eso es muy bueno... y eso intento hacer =)