Anoche debió ser noche de Rubens, y lo digo con “s” porque en teoría debería de haber visto a dos amigos que portan ese nombre, pero no fue así, creo que definitivamente ayer todos los astros y las estrellas se confabularon en mi contra para no verlos. De verdad, todo parecía que pintaba bien, salí temprano del trabajo, llegué pronto a casa me dí un baño, fui a recoger a una amiga para irnos a ver a los Rubens y aquí es donde comienza la travesía, en la que como siempre mi buena suerte se hizo presente…
-Estaciónate aquí- me decía Pamela.
-Mmm si pero no estoy segura si es aquí. Sí… creo que sí es aquí, o no recuerdo- titubeaba mientras hacía mis malas maniobras ante el volante con la esperanza de que ningún auto resultara herido. -¡Ah! Sí es aquí- le decía a mí acompañante-mira ahí está afuera el Rubén asando carne-
-Buenas noches- nos responden todas un poco extrañadas. -¿Qué se les ofrece?
-Uhmmm ¿Se encuentra Rubén?- les pregunto mientras analizo mentalmente si el Wico en realidad cumplió treinta y no cincuenta años. Quizás esté muy bien conservado seguía pensando en espera de una respuesta.
-¿Rubén?- no, mi niña, no hay un Rubén aquí.
-Ehmmm pero si aquí vive- Le respondo y miro alrededor con la esperanza de ver a alguien conocido y JOVEN.
-No, yo creo que se equivocaron de fiesta, pero si quieren se pueden quedar- nos invitan con la mejor de las intenciones.
-No, no gracias, qué vergüenza señoras creo que seguiremos buscando al cumpleñero-
-No hay problema, si no lo hallan se vienen y aquí cenan- se despiden y dan un bocado a sus tacos.
-Gracias, hasta luego- Ya que no me quería quedar con la duda si era o no la dirección, seguimos hacia delante en busca de señales de vida del cumpleñero, pues descartaba totalmente la posibilidad de que el Wico se haya realizado una cirugía plástica para ocultar edad y tener en realidad unos cincuenta años bien “cirugíados” A tan sólo dos casas más de las doñitas taqueras, estaba estacionado el carro de Carito más no del cumpleñero. ¡Doble carajo! ¡Yo sabía que no estaba loca! ¡Qué era por esta calle! Las señoras nos seguían observando; Pamela y yo estábamos conformes con saber que no estábamos erradas. Nos dirigíamos al auto no sin antes pasar de nueva cuenta frente a las doñitas y fuimos invitadas una vez más a que nos quedáramos a cenar, que acá entre nos ya no sé si fue en burla o por la lástima que les daba ver a dos señoritas que tenían la mitad de su edad y la mínima posibilidad de disfrutar de un momento grato en viernes por la noche porque no sabían en donde se encontraba la fiesta y qué chingados hacer.
*ni un sólo auto resultó herido.
*los diálogos de las doñitas pudieron ser editados por cuestiones de espacio y mejora de la redacción.
ando por primera vez aki!
y bueno encontraste a Ruben o no?
o ya se! Te kedaste con las viejitas d seguro!
Creo ke nos encantaria leer el desenlace d este post.
Saludos!
:)